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NO ES TIEMPO TODAVíA - AMADO NERVO Amado Nervo |
NO ES TIEMPO TODAVíA - AMADO NERVO
Autor: Amado Nervo
Es manantial cuando Moisés la toca
Y estatua cuando FIDIAS la golpea.
JESúS - AMADO NERVO Amado Nervo |
JESúS - AMADO NERVO
Autor: Amado Nervo
Jesús no vino al mundo de "los cielos".
Vino del propio fondo de las almas;
de donde anida el yo: de las regiones
internas del Espíritu.
¿con la luz del amor, ese le encuentra.
SI Tú ME DICES VEN - AMADO NERVO Amado Nervo |
SI Tú ME DICES VEN - AMADO NERVO
Autor: Amado Nervo
TE DOY MI ALMA DESNUDA - JUANA DE IBARBOUROU
Juana de Ibarbourou
TE DOY MI ALMA DESNUDA - JUANA DE IBARBOUROU
Autor: Juana de Ibarbourou
Te doy mi alma desnuda,
como estatua a la cual ningún cendal escuda.
Desnuda con el puro impudor
de un fruto, de una estrella o una flor;
de todas esas cosas que tienen la infinita
serenidad de Eva antes de ser maldita.
De todas esas cosas,
frutos, astros y rosas,
que no sienten vergüenza del sexo sin celajes
y a quienes nadie osara fabricarles ropajes.
Sin velos, como el cuerpo de una diosa serena
¡que tuviera una intensa blancura de azucena!
Desnuda, y toda abierta de par en par
¡por el ansia del amar!
LA HORA - JUANA DE IBARBOUROU Juana de Ibarbourou |
LA HORA - JUANA DE IBARBOUROU
Autor: Juana de Ibarbourou
Tómame ahora que aun es temprano
y que llevo dalias nuevas en la mano.
Tómame ahora que aun es sombría
esta taciturna cabellera mía.
Ahora que tengo la carne olorosa
y los ojos limpios y la piel de rosa.
Ahora que calza mi planta ligra
la sandalia viva de la primavera.
Ahora que mis labios repica la risa
como una campana sacudida a prisa.
Después..., ¡ah, yo sé
que ya nada de eso mas tarde tendré!
Que entonces inútil será tu deseo,
como ofrenda puesta sobre un mausoleo.
¡Tómame ahora que aun es temprano
y que tengo rica de nardos la mano!
Hoy, y no mas tarde. Antes que anochezca
y se vuelva mustia la corola fresca.
Hoy, y no mañana. ¡Oh amante! ¿No ves
que la enredadera crecerá ciprés?
LA PROMESA - JUANA DE IBARBOUROU Juana de Ibarbourou |
LA PROMESA - JUANA DE IBARBOUROU
Autor: Juana de Ibarbourou
¡Todo el oro del mundo parecía
diluído en la tarde luminosa!
Apenas un crepúsculo de rosa,
la copa de los árboles teñía.
Un imprevisto amor, mi mano unía
a tu mano, morena y temblorosa.
¡Eramos Booz y Ruth ante la hermosa
era que circundaba la alquería!
"¿Me amarás?", murmuraste. Lenta y grave
vibró en mis labios la promesa suave
de la dulce, la amante moabita.
¡Y fue como un Amón! en ese instante
el toque de oración que alzó vibrante
la rítmica campana de la ermita.
RIMA IV - BECQUER Becquer |
RIMA IV - BECQUER
Autor: Becquer
No digáis que, agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.
Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas,
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista,
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías,
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!
Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista,
mientras la humanidad siempre avanzando
no sepa a dó camina,
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!
Mientras se sienta que se ríe el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore, sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan,
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!
Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran,
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira,
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas,
mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!
RIMA LII - BECQUER Becquer |
RIMA LII - BECQUER
Autor: Becquer
Olas gigantes que os rompéis bramando
en las playas desiertas y remotas,
envuelto entre la sábana de espumas,
¡llevadme con vosotras!
Ráfagas de huracán que arrebatáis
del alto bosque las marchitas hojas,
arrastrado en el ciego torbellino,
¡llevadme con vosotras!
Nube de tempestad que rompe el rayo
y en fuego ornáis las sangrientas orlas,
arrebatado entre la niebla oscura,
¡llevadme con vosotras!.
Llevadme, por piedad, a donde el vértigo
con la razón me arranque la memoria.
¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme
con mi dolor a solas!
LA VEJEZ - VICENTE RIVA PALACIO Vicente Riva Palacio |
LA VEJEZ - VICENTE RIVA PALACIO
Autor: Vicente Riva Palacio
Mienten los que nos dicen que la vida
Es la copa dorada y engañosa
Que si de dulce néctar se rebosa
Ponzoña de dolor guarda escondida.
Que es en la juventud senda florida
Y en la vejez, pendiente que escabrosa
Va recorriendo el alma congojosa,
Sin fe, sin esperanza y desvalida.
¡Mienten! Si a la virtud sus homenajes
el corazón rindió con sus querellas
no contesta del tiempo a los ultrajes;
que tiene la vejez horas tan bellas
como tiene la tarde sus celajes,
como tiene la noche sus estrellas.
A MI MADRE - VICENTE RIVA PALACIO Vicente Riva Palacio |
A MI MADRE - VICENTE RIVA PALACIO
Autor: Vicente Riva Palacio
¡Oh, cuán lejos están aquellos días
en que cantando alegre y placentera,
jugando con mi negra cabellera,
en tu blando regazo me dormías!
¡Con qué grato embeleso recogías
la balbuciente frase pasajera
que, por ser de mis labios la primera,
con maternal orgullo repetías!
Hoy que de la vejez con el quebranto
mi barba se desata en blanco armiño,
y contemplo la vida sin encanto,
el recordar tu celestial cariño,
de mis cansados ojos brota el llanto,
porque pensando en ti me siento niño.
ÓRDENES DE AMOR - EFRAíN HUERTA Efraín Huerta |
ÓRDENES DE AMOR - EFRAíN HUERTA
Autor: Efraín Huerta
"¡Ten piedad de nuestro amor
y cuídalo, oh vida!"
(Carlos Pellicer)
1
Amor mío, embellécete.
Perfecto, bajo el cielo, lámpara
de mil sueños, ilumíname.
amor. Orquídea de mil nubes,
desnúdate, vuelve a tu origen,
agua de mis vigilias,
lluvia mía, amor mío.
Hermoso seas por siempre
en el eterno sueño
de nuestro cielo,
amor.
2
Amor mío, ampárame.
Una piedad sin sombra
de piedad es la vida. Sombra
de mi deseo, rosa de fuego.
Voy a tu lado, amor,
como un desconocido.
Y tú me das la dicha
y tú me das el pan,
la claridad del alba
y el frutal alimento,
dulce amor.
3
Amor mío, obedéceme:
ven despacio, así, lento,
sereno y persuasivo.
Si dueño de mi alma,
cuando en todo momento
mi alma vive en tu piel.
Vive despacio, amor,
y déjame beber,
muerto de ansia,
dolorido y ardiente,
el dulce vino, el vino
de tu joven imperio,
dueño mío.
4
Amor mío, justifícame;
lléname de razón y de dolor.
Río de nardos, lléname
con tus aguas: ardor de ola,
mátame...
Amor mío.
Ahora sí, bendíceme
con tus dedos ligeros,
con tus labios de ala,
con tus ojos de aire,
con tu cuerpo invisible,
oh tú, dulce recinto
de cristal y de espuma,
verso mío tembloroso,
amor definitivo.
5
Amor mío, encuéntrame.
Aislado estoy, sediento
de tu virgen presencia,
de tus dientes de hielo.
Hállame, dícil fiera,
bajo la breve sombra de tu pecho,
y mírame morir,
contémplame desnudo
acechando tu danza,
el vuelo de tu pie,
y vuélveme a decir
las sílabas antiguas del alba:
Amor, amor-ternura,
amor-infierno,
desesperado amor.
6
Amor, despiértame
a la hora bendita, alucinada,
en que un hombre solloza
víctima de sí mismo y ábreme
las puertas de la vida.
Yo entraré silencioso
hasta tu corazón, manzana de oro
en busca de la paz
para mi duelo. Entonces
amor mío, joven mía,
en ráfagas la dicha placentera
será nuestro universo.
Despiértame y espérame,
amoroso amor mío.
ABSOLUTO AMOR - EFRAíN HUERTA Efraín Huerta |
ABSOLUTO AMOR - EFRAíN HUERTA
Autor: Efraín Huerta
Como una limpia mañana de besos morenos
cuando las plumas de la aurora comenzaron
a marcar iniciales en el cielo. Como recta
caída y amanecer perfecto.
Amada inmensa
como una violeta de cobalto puro
y la palabra clara del deseo.
Gota de anís en el crepúsculo
te amo con aquella esperanza del suicida poeta
que se meció en el mar
con la más grande de las perezas románticas.
Te miro así
como mirarían las violetas una mañana
ahogada en un rocío de recuerdos.
Es la primera vez que un absoluto amor de oro
hace rumbo en mis venas.
Así lo creo, te amo
y un orgullo de plata me corre por el cuerpo.
EL AMOR - EFRAíN HUERTA Efraín Huerta |
EL AMOR - EFRAíN HUERTA
Autor: Efraín Huerta
El amor viene lento como la tierra negra,
como luz de doncella, como el aire del trigo.
Se parece a la lluvia lavando viejos árboles,
resucitando pájaros. Es blanquísimo y limpio,
larguísimo y sereno: veinte sonrisas claras,
un chorro de granizo o fría seda educada.
Es como el sol, el alba: una espiga muy grande.
Yo camino en silencio por donde lloran piedras
que quieren ser palomas, o estrellas,
o canarios: voy entre campanas.
Escucho los sollozos de los cuervos que mueren,
de negros perros semejantes a tristes golondrinas.
Yo camino buscando tu sonrisa de fiesta,
tu azul melancolía, tu garganta morena
y esa voz de cuchillo que domina mis nervios.
Ignorante de todo, llevo el rumbo del viento,
el olor de la niebla, el murmullo del tiempo.
Enséñame tu forma de gran lirio salvaje:
cómo viven tus brazos, cómo alienta tu pecho,
cómo en tus finas piernas siguen latiendo rosas
y en tus largos cabellos las dolientes violetas.
Yo camino buscando tu sonrisa de nube,
tu sonrisa de ala, tu sonrisa de fiebre.
Yo voy por el amor, por el heroico vino
que revienta los labios. Vengo de la tristeza,
de la agria cortesía que enmohece los ojos.
Pero el amor es lento, pero el amor es muerte
resignada y sombría: el amor es misterio,
es una luna parda, larga noche sin crímenes,
río de suicidas fríos y pensativos, fea
y perfecta maldad hija de una Poesía
que todavía rezuma lágrimas y bostezos,
oraciones y agua, bendiciones y penas.
Te busco por la lluvia creadora de violencias,
por la lluvia sonora de laureles y sombras,
amada tanto tiempo, tanto tiempo deseada,
finalmente destruida por un alba de odio.
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